Las armas para EEUU acaban en manos de los enemigos talibanes

Los talibanes paquistaníes se están quedando con una de cada tres armas destinadas a las tropas estadounidenses. Los ataques a convoyes de la OTAN o la corrupción del Ejército afgano son las principales vías por las que el armamento llega al mercado negro.

Según los dirigentes paquistaníes, algunas de las armas de EEUU con destino a las tropas afganas y estadounidenses en Afganistán están siendo robadas. En vez de aterrizar en las manos de aquellos que deben acabar con ellos, las armas están cayendo del lado de los grupos militares tanto de Pakistán como de Afganistán.

Estas armas suelen ser arrebatadas a las tropas afganas durante las redadas o vendidas por el Ejército a los talibanes paquistaníes después de desertar. El material también está disponible en los mercados negros de las regiones tribales de Pakistán.



Los militantes talibanes también están requisando algunas armas, junto con otros suministros militares en ataques a los convoyes de la OTAN que pasan por Pakistán en su camino hacia el abastecimiento de los soldados localizados en Afganistán. A pesar de que estas redadas se producen desde hace años, los talibanes paquistaníes parecen haber ampliado la zona en la que operan habitualmente, atacando camiones de la OTAN en las principales ciudades, así como en la capital, Islamabad.

Se estima que un tercio de los suministros con destino a las tropas de EEUU y de la OTAN en Afganistán, viajan por vía terrestre desde el puerto de la ciudad de Karachi (Pakistán).  Los funcionarios de inteligencia paquistaníes dicen que, en muchos casos, los conductores que mueven los contenedores de la OTAN están trabajando con los talibanes paquistaníes, que prenden los contenedores después de apoderarse de las mercancías.

El general Ather Abbas, un portavoz del Ejército paquistaní, ha explicado a nuestra publicación que las armas de EEUU están siendo utilizadas por los talibanes contra las fuerzas de Pakistán en diferentes áreas tribales, incluyendo Bajaur, Mohmand y las agencias de Khyber, donde los talibanes han montado una fuerte resistencia ante las operaciones militares en curso.

EEUU y Pakistán se lanzan a menudo acusaciones de que el uno o el otro están ayudando a los militantes. Washington ha acusado a elementos de la agencia de espionaje de Pakistán y a los militares de apoyar y apadrinar la red Haqqani y otros grupos de militantes involucrados en ataques contra las tropas aliadas a lo largo de la frontera. Esta sospecha se confirmó al menos en parte la semana pasada con el arresto del general de la brigada Ali Khan, un alto funcionario del Ejército paquistaní que está acusado de mantener relaciones ilícitas con organizaciones ilegales.

Por su parte, Pakistán dice que EEUU está alimentando a los militantes inundando la región de armas que caen en las manos equivocadas, así como con dinero Washington ha proporcionado, según los informes, a algunos militantes para asegurar el paso seguro de los convoyes de suministro de la OTAN.

“Los talibanes [paquistaníes] están equipados con sofisticadas armas de fabricación estadounidense, que o bien provienen de los soldados afganos desertores o de las emboscadas que se hacen a las tropas de EEUU y que después utilizan contra nuestras fuerzas”, asegura Abbas.

"Este fenómeno está alimentando la militancia, tanto en Pakistán como en Afganistán. Y debe ser comprobado por las fuerzas de EEUU en Afganistán, ya que no sólo ha supuesto crear problemas para nosotros, sino también para ellos”, añade.
Entre las armas de fabricación más comunes procedentes de EEUU que acostumbran a caer en de los talibanes, se encuentra el rifle M-4, una versión actualizada del M-16. Además de rifles y pistolas, en los mercados de armas de todo Pakistán están disponibles gafas de visión nocturna, rayos láser, silenciadores, chalecos y linternas con los que normalmente deberían equiparse los soldados estadounidenses.

El fusil M-4 por lo general se vende por unos 8.400 euros en el mercado negro cuando está equipado con equipos de visión nocturna, un silenciador y una luz, mientras que las pequeñas pistolas equipadas con silenciadores están generalmente disponibles a precios entre 560 y 630 euros.

Aunque la compra de estas armas requiere de contactos que no están a disposición de la mayoría de los ciudadanos, otros accesorios fabricados en EEUU como  dispositivos de comunicación, gafas de visión nocturna, botas y chalecos antibalas se pueden comprar fácilmente en los mercados libres de Quetta y Peshawar, las dos principales rutas de suministro hacia el sureste y el nordeste de Afganistán.

Las fuentes de inteligencia paquistaníes dicen que los grupos locales talibanes compran armas de fabricación estadounidense a traficantes locales de armas a precios mucho menores, mientras que la poderosa red de Haqqani, con sede en Waziristán del Norte, compra armas directamente a los traficantes de armas de Afganistán.

La alta tasa de deserción entre las fuerzas afganas entrenadas por EEUU para asumir las operaciones de seguridad ha sido bien documentada. Las cifras del Pentágono señalan a que en algunos lugares entre el 30 y 60 por ciento de los soldados afganos ha desertado del Ejército durante o después de su formación.

Algunos de esos soldados se han dado cuenta de que la venta de las armas que les ha entregado EEUU es una forma fácil de ganar dinero extra por su salida.

Rahimullah Yusufzai, un experto en temas afganos ubicado en Peshawar, dice que en su opinión el problema ha alcanzado proporciones alarmantes.
“La tasa de deserción [en el Ejército Nacional Afgano] es de alrededor del 25 a 30 por ciento, lo cual es alarmante. Es una tendencia general que hace que cuando necesitan dinero, vendan sus armas a cualquiera de los traficantes de armas o directamente a los talibanes, culpando a las emboscadas de la pérdida de las armas”, explica Yusufzai.

“En las zonas tribales de Pakistán, añade, las armas están llegando a un mercado floreciente”.
Yusufzai dice que la disponibilidad de armas de EEUU en Pakistán ha aumentado la capacidad de los combatientes talibanes aquí, donde en el pasado acostumbraran a nutrirse de armas de fabricación china y rusa.

(Vía lainformación.com)

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